Los niños que atraviesan la pre-adolescencia, aprenden a regular sus emociones observando las actuaciones de sus propios padres o de los adultos de su entorno inmediato. Por esto, cuando los padres de familia y los docentes adquieren competencias emocionales apropiadas, están en mejores condiciones de contribuir a un mayor desarrollo de las competencias emocionales en sus hijos y alumnos. Los niños se van formando en madurez emocional en la medida que los padres les enseñen y practiquen con ellos, considerando aspectos tales como ser abiertos, expresar sentimientos, evitar juegos de poder, ser sinceros, comprender temores y dudas, enseñarles a defenderse emocionalmente, ser pacientes.
Las mujeres suelen ser más vulnerables a experimentar y expresar síntomas emocionales frente a las condiciones de adversidad familiar que los hombres. Esta vulnerabilidad contribuye a que en la adolescencia las mujeres tiendan a reaccionar a eventos estresantes con estados afectivos negativos. Se encuentra mayor evidencia de dicha vulnerabilidad en la adolescencia debido a que hay una mayor cantidad de a los que deben enfrentarse. Entre los factores que influencian en la mayor vulnerabilidad de las pre-adolescentes se encuentran: el interés en sus relaciones interpersonales, mayor empatía con el sufrimiento de los demás, tendencia y a enfocarse a en sí mismas como estilo de afrontamiento. Además, tienen una autoestima frágil y dependiente en la imagen corporal.
fuente:https://es.wikipedia.org/wiki/Preadolescencia
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